Cómo desarrollar pensamiento
crítico en los estudiantes de bachillerato
¡Colombia, última en
las pruebas PISA! Hace unos dos meses toda Colombia se consternó ante la
noticia que nuestro país quedaba de último en los resultados de las pruebas
PISA, siglas en inglés del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes.
Pero ¿en qué consisten estas pruebas? Según información de la revista Semana
del 1 de abril (www.semana.com), estas pruebas “midieron la habilidad de 85.000
estudiantes de 15 años, 9.000 de ellos colombianos, para resolver
problemas de la vida real con los que no están familiarizados.” Luego explica
que la finalidad de estas es “averiguar si los jóvenes de 15 años están
adquiriendo la habilidad necesaria para solventar problemáticas en el siglo
XXI”.
Entendiendo entonces
que el problema de la educación en Colombia es que no está formando pensadores
sino operarios, personas buenas para recibir instrucciones y seguirlas pero no
para cuestionarlas o mejorarlas, conviene preguntarnos ¿cómo potenciar el
pensamiento crítico? Si bien responder esta pregunta ampliamente requeriría
análisis diferentes para cada una de las poblaciones particulares que componen
nuestra sociedad, voy a reducir el aporte a una propuesta de mejoramiento para
los estudiantes de bachillerato.
Cómo desarrollar pensamiento crítico en los
estudiantes de bachillerato
1-
Tareas basadas en la resolución de conflictos. Se debe pasar de tareas en las que los estudiantes
simplemente transcriben información de libros o enciclopedias a tareas donde se
les presentan unos problemas que les obliguen la aplicación de los conceptos
teóricos vistos en clase. Tareas donde se les presente un problema y ellos
proponen soluciones.
2-
Enseñanza contextualizada. Los profesores deben esforzarse, siempre que sea
posible, en mostrar la relación entre lo que se enseña y lo que se experimenta
en la vida real o, también, las aplicaciones de esa teoría en la cotidianeidad.
Ante todo concepto enseñado preguntar a los estudiantes: ¿ven alguna relación o
aplicación de esto en la vida diaria?
3-
Evaluación centrada en demostraciones. Si bien no es necesario desechar del todo algunas
evaluaciones donde se demuestre dominio de conceptos necesarios (que sirven de
plataforma para la reflexión), se debe buscar que los estudiantes demuestren
sus conclusiones o las conclusiones dadas. Para demostrar es necesario entender
el concepto o el proceso, lo que exigirá de ellos reflexión, análisis y
capacidad de abstracción.
Pero no sólo las
evaluaciones deberían valorar las demostraciones sino las clases mismas. El
profesor deberá, siempre que pueda o sea pertinente, preguntar ¿Por qué? o ¿Por
qué no de otra manera? Cuando un comentario sea hecho, ya sea como parte de una
discusión del material de estudio o de un aporte personal de un estudiante,
hacer esas preguntas motivará la reflexión y el cuestionamiento interno de las
creencias y su fundamento.
4-
Fortalecer la comprensión lectora. Para poder solucionar cualquier problema y/o asunto
de la vida, se debe partir por el conocimiento del asunto. No entenderlo a
cabalidad va en detrimento de una solución pertinente. Muchos estudiantes
fallan en dar soluciones asertivas porque, simplemente, no saben leer bien, no
entienden las relaciones entre las palabras y no dominan la puntuación. Dado
que muchos problemas escolares se presentan de forma escrita, al leer mal no se
entenderá bien el asunto nublando, en consecuencia, una propuesta sensata.
5-
Aumentar los trabajos de investigación. De nuevo, las consultas donde los estudiantes
simplemente van a Wikipedia o a cualquier enciclopedia y simplemente copian y
pegan o transcriben mecánicamente no favorecen el desarrollo del pensamiento
crítico. Se deben dar tareas donde le sea requerido o necesario al estudiante hacer
encuestas, experimentos, ir a bibliotecas, entre otras fuentes, para llegar a
una solución o a una propuesta.
6-
Fomentar trabajos con respuesta variable. Los profesores deben dar trabajos donde el
estudiante deba hacer propuestas originales a problemáticas particulares, donde
él deba desarrollar diferentes propuestas y no sólo una. Socializar las
propuestas de todo un grupo y luego combinar lo mejor de ellas permitirá que el
estudiante valore la colaboración de otros en miras de resolver un problema
común así como podrá notar los diferentes puntos de vista que otros pueden
tener sobre un mismo asunto.
7-
Fomentar la calidad y la claridad en los trabajos
escritos no tanto la extensión.
Si fuésemos a leer un libro de 100 páginas, será más difícil hacer un buen
resumen de tres páginas que uno de treinta. Aunque ambos resultados (tres o
treinta) son resúmenes, el de menos extensión, para ser bueno, requerirá mayor
análisis y mayor capacidad de síntesis. Esos son las producciones que debemos
ayudar a desarrollar a nuestros estudiantes.
8-
Fomentar el cuestionamiento. Un pensador crítico sabe hacer las preguntas
correctas a cualquier situación. Esto puede fomentarse por parte de un profesor
que hace preguntas de comprensión, especialmente del tipo causa – efecto, a
todo material
leído o consultado por los estudiantes. Las preguntas qué, porqué, para qué,
cuándo, dónde, motivan a los estudiantes a encontrar soluciones coherentes
llevándolos a pensar de una manera más profunda los argumentos presentados. Es
por eso que ayudar a los estudiantes a formular preguntas es una herramienta en
el desarrollo del pensamiento crítico.
9-
Fomentar la interdisciplinariedad. Los estudiantes generarán pensamiento crítico si
son educados en la resolución de problemas que requieran la aplicación de lo
estudiado desde diferentes ángulos, representados por las diferentes
asignaturas que cursan. Un problema debe ser discutido en varios campos del
conocimiento que se le relacionan ya que, real y crudamente, el pensamiento crítico es interdisciplinario.
Se debe entonces desarrollar un currículo o, por lo menos, trabajos
específicos, donde el estudiante sea expuesto a los diferentes acercamientos
que algunas asignaturas que cursa tiene acerca del asunto. Consideremos un
ejemplo:
Situación problema: El aborto... ¿es bueno, malo, conveniente,
necesario, optativo?
En la asignatura de
Ciencias se discutirán las implicaciones biológicas y los peligros de esta
práctica.
En la asignatura de
Religión se discutirán las implicaciones morales del aborto: ¿tiene el hombre
derecho de quitar una vida? Se analizan las diferentes posiciones de acuerdo a
la fe o a la carencia de ella.
En el curso de Ética se
discutirán los problemas éticos que están relacionados: ¿debería un doctor ser
obligado a practicar abortos aunque él no quiera? ¿Se le puede dar lugar a la objeción
de conciencia?
En Sociales, se
discutirá acerca de las leyes que regulan esa práctica en Colombia.
En alguna de las
asignaturas mencionadas, o en todas con su enfoque característico, se les puede
pedir que realicen un ensayo, exposición, documental, o cualquier otra
presentación creativa donde tomen una posición y la defiendan.
Sin lugar a dudas, la
interdisciplinariedad exigirá el trabajo conjunto de profesores y coordinadores
de áreas puesto que este acercamiento será más efectivo si se logran llevar a
cabo todas las discusiones en el mismo periodo académico. Los que hemos trabajado
en colegios sabemos que esto no es misión fácil y requiere no sólo voluntad de
todas las partes sino grandes habilidades para el trabajo en equipo y un buen
coordinador curricular.
Conclusión
El reto que tenemos los
educadores por delante no es para nada pequeño, mucho más ahora que se
evidenció la baja capacidad de pensamiento crítico que tienen los jóvenes
colombianos. Pero la buena noticia es que se puede enseñar a pensar y que no
tiene que ser aburrido ni tedioso. Un profesor activamente involucrado con la
formación de los estudiantes, que tiene claro que es más importante pensar que
memorizar, podrá guiar sus clases a discusiones amenas donde el estudiante se
sienta escuchado pero también cuestionado acerca de las razones de sus
creencias y los fundamentos de sus propuestas. Aunque el cambio de enfoque en
la educación siempre traerá, como cualquier cambio, algo de resistencia,
finalmente se logrará formar investigadores que sean agentes de cambio activos
en nuestra sociedad.
Verónica Amaya & Juan Carlos Benjumea