domingo, 8 de junio de 2014

Cómo desarrollar pensamiento crítico en los estudiantes de bachillerato

¡Colombia, última en las pruebas PISA! Hace unos dos meses toda Colombia se consternó ante la noticia que nuestro país quedaba de último en los resultados de las pruebas PISA, siglas en inglés del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes. Pero ¿en qué consisten estas pruebas? Según información de la revista Semana del 1 de abril (www.semana.com), estas pruebas “midieron la habilidad de 85.000 estudiantes de 15 años, 9.000 de ellos colombianos, para resolver problemas de la vida real con los que no están familiarizados.” Luego explica que la finalidad de estas es “averiguar si los jóvenes de 15 años están adquiriendo la habilidad necesaria para solventar problemáticas en el siglo XXI”.
Entendiendo entonces que el problema de la educación en Colombia es que no está formando pensadores sino operarios, personas buenas para recibir instrucciones y seguirlas pero no para cuestionarlas o mejorarlas, conviene preguntarnos ¿cómo potenciar el pensamiento crítico? Si bien responder esta pregunta ampliamente requeriría análisis diferentes para cada una de las poblaciones particulares que componen nuestra sociedad, voy a reducir el aporte a una propuesta de mejoramiento para los estudiantes de bachillerato.
Cómo desarrollar pensamiento crítico en los estudiantes de bachillerato
1-      Tareas basadas en la resolución de conflictos. Se debe pasar de tareas en las que los estudiantes simplemente transcriben información de libros o enciclopedias a tareas donde se les presentan unos problemas que les obliguen la aplicación de los conceptos teóricos vistos en clase. Tareas donde se les presente un problema y ellos proponen soluciones.

2-      Enseñanza contextualizada. Los profesores deben esforzarse, siempre que sea posible, en mostrar la relación entre lo que se enseña y lo que se experimenta en la vida real o, también, las aplicaciones de esa teoría en la cotidianeidad. Ante todo concepto enseñado preguntar a los estudiantes: ¿ven alguna relación o aplicación de esto en la vida diaria?

3-      Evaluación centrada en demostraciones. Si bien no es necesario desechar del todo algunas evaluaciones donde se demuestre dominio de conceptos necesarios (que sirven de plataforma para la reflexión), se debe buscar que los estudiantes demuestren sus conclusiones o las conclusiones dadas. Para demostrar es necesario entender el concepto o el proceso, lo que exigirá de ellos reflexión, análisis y capacidad de abstracción.

Pero no sólo las evaluaciones deberían valorar las demostraciones sino las clases mismas. El profesor deberá, siempre que pueda o sea pertinente, preguntar ¿Por qué? o ¿Por qué no de otra manera? Cuando un comentario sea hecho, ya sea como parte de una discusión del material de estudio o de un aporte personal de un estudiante, hacer esas preguntas motivará la reflexión y el cuestionamiento interno de las creencias y su fundamento.

4-      Fortalecer la comprensión lectora. Para poder solucionar cualquier problema y/o asunto de la vida, se debe partir por el conocimiento del asunto. No entenderlo a cabalidad va en detrimento de una solución pertinente. Muchos estudiantes fallan en dar soluciones asertivas porque, simplemente, no saben leer bien, no entienden las relaciones entre las palabras y no dominan la puntuación. Dado que muchos problemas escolares se presentan de forma escrita, al leer mal no se entenderá bien el asunto nublando, en consecuencia, una propuesta sensata.

5-      Aumentar los trabajos de investigación. De nuevo, las consultas donde los estudiantes simplemente van a Wikipedia o a cualquier enciclopedia y simplemente copian y pegan o transcriben mecánicamente no favorecen el desarrollo del pensamiento crítico. Se deben dar tareas donde le sea requerido o necesario al estudiante hacer encuestas, experimentos, ir a bibliotecas, entre otras fuentes, para llegar a una solución o a una propuesta.

6-      Fomentar trabajos con respuesta variable. Los profesores deben dar trabajos donde el estudiante deba hacer propuestas originales a problemáticas particulares, donde él deba desarrollar diferentes propuestas y no sólo una. Socializar las propuestas de todo un grupo y luego combinar lo mejor de ellas permitirá que el estudiante valore la colaboración de otros en miras de resolver un problema común así como podrá notar los diferentes puntos de vista que otros pueden tener sobre un mismo asunto.

7-      Fomentar la calidad y la claridad en los trabajos escritos no tanto la extensión. Si fuésemos a leer un libro de 100 páginas, será más difícil hacer un buen resumen de tres páginas que uno de treinta. Aunque ambos resultados (tres o treinta) son resúmenes, el de menos extensión, para ser bueno, requerirá mayor análisis y mayor capacidad de síntesis. Esos son las producciones que debemos ayudar a desarrollar a nuestros estudiantes.

8-      Fomentar el cuestionamiento. Un pensador crítico sabe hacer las preguntas correctas a cualquier situación. Esto puede fomentarse por parte de un profesor que hace preguntas de comprensión, especialmente del tipo causa – efecto, a todo material leído o consultado por los estudiantes. Las preguntas qué, porqué, para qué, cuándo, dónde, motivan a los estudiantes a encontrar soluciones coherentes llevándolos a pensar de una manera más profunda los argumentos presentados. Es por eso que ayudar a los estudiantes a formular preguntas es una herramienta en el desarrollo del pensamiento crítico.

9-      Fomentar la interdisciplinariedad. Los estudiantes generarán pensamiento crítico si son educados en la resolución de problemas que requieran la aplicación de lo estudiado desde diferentes ángulos, representados por las diferentes asignaturas que cursan. Un problema debe ser discutido en varios campos del conocimiento que se le relacionan ya que, real y crudamente, el pensamiento crítico es interdisciplinario. Se debe entonces desarrollar un currículo o, por lo menos, trabajos específicos, donde el estudiante sea expuesto a los diferentes acercamientos que algunas asignaturas que cursa tiene acerca del asunto. Consideremos un ejemplo:  
Situación problema: El aborto... ¿es bueno, malo, conveniente, necesario, optativo?
En la asignatura de Ciencias se discutirán las implicaciones biológicas y los peligros de esta práctica.
En la asignatura de Religión se discutirán las implicaciones morales del aborto: ¿tiene el hombre derecho de quitar una vida? Se analizan las diferentes posiciones de acuerdo a la fe o a la carencia de ella.
En el curso de Ética se discutirán los problemas éticos que están relacionados: ¿debería un doctor ser obligado a practicar abortos aunque él no quiera? ¿Se le puede dar lugar a la objeción de conciencia?
En Sociales, se discutirá acerca de las leyes que regulan esa práctica en Colombia.
En alguna de las asignaturas mencionadas, o en todas con su enfoque característico, se les puede pedir que realicen un ensayo, exposición, documental, o cualquier otra presentación creativa donde tomen una posición y la defiendan.
Sin lugar a dudas, la interdisciplinariedad exigirá el trabajo conjunto de profesores y coordinadores de áreas puesto que este acercamiento será más efectivo si se logran llevar a cabo todas las discusiones en el mismo periodo académico. Los que hemos trabajado en colegios sabemos que esto no es misión fácil y requiere no sólo voluntad de todas las partes sino grandes habilidades para el trabajo en equipo y un buen coordinador curricular.

Conclusión
El reto que tenemos los educadores por delante no es para nada pequeño, mucho más ahora que se evidenció la baja capacidad de pensamiento crítico que tienen los jóvenes colombianos. Pero la buena noticia es que se puede enseñar a pensar y que no tiene que ser aburrido ni tedioso. Un profesor activamente involucrado con la formación de los estudiantes, que tiene claro que es más importante pensar que memorizar, podrá guiar sus clases a discusiones amenas donde el estudiante se sienta escuchado pero también cuestionado acerca de las razones de sus creencias y los fundamentos de sus propuestas. Aunque el cambio de enfoque en la educación siempre traerá, como cualquier cambio, algo de resistencia, finalmente se logrará formar investigadores que sean agentes de cambio activos en nuestra sociedad.

Verónica Amaya & Juan Carlos Benjumea

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